viernes, 6 de julio de 2012

"Esto fue un terrorismo y un genocidio"

Jorge Alberto Ruiz
Ernesto Joubert
NEUQUÉN (AN).- "A mi no me llevaron de inmediato a 'La Escuelita' porque se les había muerto Albanesi"; dijo Jorge Ruiz, quien espera que se realice el tramo del juicio por delitos de lesa humanidad donde se debatirá su caso.

Ayer declaró para corroborar las versiones de otros secuestrados con los que compartió la cárcel. Antes que él también declaró Juan Ricardo Bialous, quien corroboró las circunstancias en las que fue detenido el productor cipoleño José Luis Albanesi y cómo debieron ir a reconocer el cuerpo menos de una semana después de que permanecía desaparecido bajo la órbita del Comando.
Ruiz fue detenido en la U9 por su militancia en la PJ en junio de 1.977. Detalló los tormentos y las circunstancias de las torturas que De Filippis le relató ni bien llegó del centro clandestino.

Le peticionó a los jueces Orlando Coscia, Mariano Ferrando y Eugenio Krom: "esto fue un terrorismo y un genocidio, no sólo contra los 30.000 desaparecidos, sino con los más de 500.000 argentinos que padecimos en las cárceles, comisarías y lugares de exterminio, los dos millones de argentinos que vivimos el exilio interior y el exterior y el robo de bebés; les pido que consideren esto como terrorismo y genocidio", sostuvo.

Ernesto Joubert padeció tormentos varios días en Gendarmería de Junín de los Andes antes de ser trasladado a "La Escuelita", donde se ensañaron con él por su militancia en la Juventud Peronista.

Ayer ante los jueces Identificó al gendarme Emilio Jorge Sacchitella como el interrogador en medio de los tormentos, que aseguró los supervisaba personalmente. Dio los nombres de Aguirre y Henríquez como otros de los gendarmes que participaban de las torturas y reconoció a Artemio Domínguez como uno de los carceleros en el centro ilegal de detención.

"Yo ya no militaba; había dejado de participar cuando subió Isabel (Perón), pero tenía en mi casa literatura peronista", dijo Joubert. Ante una denuncia, cuando pasó frente a Gendarmería en Junín le dijeron que estaba "detenido por subversivo". A los golpes lo llevaron primero al edificio y luego a su casa, donde además de libros le sacaron revistas como "el descamisado".

Joubert describió padecimientos terribles en mano de los gendarmes. Dijo que mientras uno lo pisaba otro le hacía un submarino seco (ahogamiento con una bolsa plástica) y le retorcían los genitales en medio de gritos y amenazas para que diera nombres de otros integrantes de la JP. "Siempre estaba Sacchitella, el era el que supervisaba", insistió.

Describió simulacros de fusilamiento y una salida al lago donde le aseguraban que lo dejarían ahogarse con el peso de cadenas en su cuerpo.

Su madre no pudo visitarlo durante la detención, tampoco su hermana, que vino desde Buenos Aires.

En el viaje de Junín al Batallón sufrió dos simulacros de fusilamiento; una vez en el centro clandestino "las palizas eran sin preguntar nada". Dijo que estuvo más de dos semanas bajo constantes golpes, aplicación de picana, colgado de las esposas y con prácticas de clavarle agujas bajo las uñas para que sangraran. Otros tormentos eran la ruleta rusa y los "platillos en los oídos".

En dos oportunidades dijo haber estado en presencia de un médico. Recordó que le sacaron una foto.

Pudo ver bajo la venda a algunos de los carceleros, y años después los reconoció en Junín. Identificó a uno como Domínguez (actualmente a la espera de juicio en Bahía Blanca). Fue sacado de la sala de torturas para ser encarcelado en la U-9. En su celda siempre hubo un cartelito que decía "a disposición de la subzona 52".

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