jueves, 14 de junio de 2012

"Uno se encargaba de violarlas y golpearlas"

"La tortura era todos los días... terrible", dijo Liberatore (a la izquierda de la foto).
"Uno se encargaba de violarlas y golpearlas"

Liberatore identificó a policías de la comisaría de Cipolletti. Se investigará por homicidio los casos de seis desaparecidos.

Roberto Liberatore, de Cinco Saltos, y Silvia Bottinelli, de Cipolletti (ver aparte) describieron ayer la brutalidad de las torturas en el centro clandestino que funcionaba en los fondos del Batallón en 1976. "Había dos chicas y uno (de los captores) se encargaba de violarlas y golpearlas", describió Liberatore. La audiencia fue presenciada por los imputados -comisarios rionegrinos- Alberto Camarelli y Desiderio Penchulef, ambos nombrados por los testigos en la jornada).

En tanto, los jueces resolvieron favorablemente el pedido de la secretaría de Asamblea por los Derechos Humanos de imputarle a Mario Gómez Arena, Oscar Reinhold y Luis Farías Barrera el delito de homicidio de los desaparecidos Miguel Pincheira, José Méndez, Orlando Cancio, Javier Seminario Ramos, José Pichulmán y Celestino Aigo y remitieron los antecedentes a la fiscalía de primera instancia para su investigación.

Denegaron, por otro lado, suministrar la lista de los magistrados que tramitaron los pedidos de habeas corpus presentados por los familiares de las víctimas y el listado de esos planteos.

Liberatore era integrante de la junta interna de Indupa en 1976 y había sido expulsado luego de reclamos laborales. Lo llevaron a la comisaría de Cipolletti, donde dijo "vi a Camarelli entrar y salir de las oficinas, estaba de civil". Destacó que "las primeras piñas las recibí en la cabeza" y también individualizó entre los policías a Miguel Quiñones.

De ahí lo llevaron a "La Escuelita", vendado y esposado. "Allí me golpeaban y me tiraban al piso mientras todos se reían. Por la mañana me molían a golpes y por la tarde, venía la picana. En la noche me impedían dormir con descargas eléctricas continuas en la cabeza, que me trabaron la mandíbula. Así era todos los días". Añadió que "me pateaban en los testículos cada vez que pedía ir al baño. Al lado mío había dos mujeres y uno se encargaba de violarlas y de golpearlas".

Consultado porqué no lo había declarado antes dijo que ya había hablado de las dos mujeres "y era obvio lo que pasaba al lado mío".

Aseguró que aún tenia marcas en la espalda, de una vez que fue colgado del techo, en los tobillos y durante mucho tiempo las tuvo en las manos "porque las esposas habían llegado al hueso. No podía ver, tenía infecciones y cortes en todo el cuerpo; me habían reventado los dedos de los pies una vez que me intenté levantar, cuando uno me decía que iba a lastimar a mi familia", dijo.

Los Valles
Lesiones en el cuerpo y el cerebro

Silvia Bottinelli era la pareja de Luis Genga -quien declaró el miércoles- cuando lo secuestraron junto a éste, su hermana María Cristina y Jorge Villafañe, de una cena que compartían en su casa en Cipolletti los primeros días de septiembre.

Su hermana falleció en 2009, exiliada, "a la espera de este juicio. Cuando volví a verla -después de haber sido torturadas en La Escuelita´ tenía tres lesiones cerebrales, y no se terminó nunca de componer. La parálisis facial se fue arreglando con tratamiento, pero le quedó una mueca en su boca. En el 2000, por orden médica, no podía volar en avión porque la altura le iba a afectar las lesiones cerebrales que padecía", describió Silvia.

Cuando volvió a ver a Genga -que fue liberado dos días después que ella- dijo que "no podía levantar los brazos, tenía escaras en la piel, la nariz despellejada, estaba muy golpeado",

Relató que cuanto fue dejada en libertad fue a la comisaría de Cipolletti a retirar el hábeas corpus que sus padres habían presentado entre las gestiones de búsqueda. "Nos recibió Camarelli, quien nos dijo que para otra vez no se vayan sin avisarles a sus padres, que han venido de viaje", como una cruel ironía del comisario.

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